El Mosquitero

Un bloguer-camionero. Sin más…

Archivos diarios: 06/02/2012

Corto Hablando en plata

Hay pocas cosas que últimamente lo hagan sonreírse a servidor. Pocas que pongan tan de manifiesto lo ridículos que podemos parecer cuando nos ponemos a debatir sobre la prima de riesgo, los convertibles, o el valor bursátil del oro. Escasos momentos de iluminación en los que ciudadanos a los que quizá no conozcamos ponen ante nuestras narices la ridiculez de nuestras obsesiones. En la carrera por convertirnos en gurús de la economía mundial, olvidamos que a ojos de los que sí entienden no somos más que discursos vacíos encerrados en cuerpos que no les corresponden. A veces queda patente, y esta es una de esas ocasiones, que los discursos además de certeros deben ser dados por ciudadanos que los doten de la seriedad que merecen. Y este corto de hoy, por supuesto, da fe de ello. Que lo disfruten.

De Producciones Varadas. Finalista del X edición del Certamen Notodefilmest.com

En aquellos días

Recuerdo hoy aquellos días en que servidor tenía decidido su particular revolución personal en forma de voto. Cuando mi decidida voluntad de cambio me hizo buscar otras urnas para depositarlo. Aquellos días, sí, cuando Mariano clamaba al cielo y acusaba a Jose Luís de ser él la prima de riesgo.

Hasta recuerdo los chistes que se hacían con la jodida y la vergonzosa fama que la precedía. Días aquellos, en que como siempre, mi decidida voluntad pasó a quedar encandilada por los de siempre. En los que sucumbió a los cantos de sirena del raciocinio encorsetado, para caer estrepitosamente en donde al final se ha demostrado ser no más que otro montón de basura infecta.

En aquellos días la prima de riesgo era muchas cosas; una prima chunga que tenía un tal Riesgo, una mujer de dudosa moral a la que se otorgaba parentesco, algo externo que les servía a los partidos para pelearse de cara a la galería, o en palabras de Jose Luís aquel día que se sentó junto a los banqueros del país, un marcapasos que sincronizaba el latir de su corazón. 300. Ese era el valor de la prima de riesgo por aquellos días. Y creíamos que al llegar a 350 nos daría un jamacuco con el que nos iríamos pal otro barrio tan pobres o más que cuando decididos ponernos a especular con las inmobiliarias.

Pero esos días son muy anteriores. Días en que cualquiera era el listo de la clase y se compraba pisos puente, que pasaba a vender por unos cuantos millones más, hasta conseguir la casa de sus sueños por un valor hipotecario aceptable para una economía familiar que tenía los dos sueldos como algo normal y perfectamente sostenible en el tiempo. Lo malo es que en aquellos lejanos días muchos no pensaban, o no alcanzaban a imaginar, que tal vez tuvieran que hacer frente a aquel contrato con un solo sueldo, o en el peor de los casos como ahora han comprobado unos cinco millones y medio de Españolitos de a pié, con ninguno.

Aún recuerdo aquellos lejanos días en los que la prima de riesgo aún no había nacido. En que los pisos no bajaban nunca de precio, sino que subían sin descanso y sin techo. Que el crédito hipotecario a un interés variable era la opción acertada porque todos los años bajaba. Y en los que ninguno de nosotros, ni los bancarios, sabían de una en el futuro controvertida clausula que frenaba aquellas bajadas con una condición llamada ‘suelo’. Seguro que saben de qué les hablo, ¿verdad?

En aquellos días en que vivíamos en la champions league bancaria. Días en que mientras el mundo entero recapitalizaba con dinero público sus bancos, nuestros gobernantes se llenaban la boca con delirios que afirmaban que teníamos la banca más solida del mundo. En aquellos días, digo, a ninguno se nos dijo la verdad.

Hoy la dichosa prima está por los 540 puntos. Los Alemanes se financian casi gratis. Y el BCE desestima nuestros sacrificios poniendo en jaque la economía mundial. El gobierno español salido de las urnas ha obedecido sin dudar todas las órdenes de Bruselas y aún así en plena agonía bursátil los mandamases europeos lo han dejado a los pies de los caballos. Nuestros tímpanos vibran al ritmo de los latidos del taquicárdico corazón de Jose Luís, mientras los nuestros propios se disponen ha acelerar hasta el infinito y más allá.

Si la prima de Riesgo se llamaba Zapatero cuando estábamos en 300 puntos, ¿qué nombre debemos ponerle ahora, Don Mariano, cuando está a 540?

La realidad señores es que los culpables de lo que nos pasa somos nosotros mismos. Yo en particular acepto mi parte porque pese a haber tenido decidido mi voto, me dejé encandilar por los cantos de sirena de Don Mariano y opté por él convencido de que sabía lo que se necesitaba para salir de ésta. Incluso, como me dijo un amigo no hace mucho tiempo, creí que sabía de qué lado estaba, sin saber que estaba en el contrario.

Hoy tan sólo nos queda llorar los errores y lograr sobrevivir a esta crisis lo mejor posible. Luchar, sí, por combatirla, pero sabiendo que también nosotros somos un poco responsables de ella. Pero la tarea que no debemos dejar de lado es personal. No podemos permitirnos olvidar que la mayoría de los problemas que hoy padecemos tienen un único origen; los políticos que nos representan sin distinción. Si cuando acabe la crisis, con euro o sin él, nos acordamos de esta lección que nos ha proporcionado la vida, podremos cederles a nuestros hijos un mundo verdaderamente mejor del que de momento vamos a dejarles.

540 y aún no nos hemos muerto…